Buenas de nuevo: esta temporada de conciertos en Sevilla hemos estado tocando sobre todo por Triana, concretamente en dos salas que han confiado en nosotros. Y ahora vamos a hablaros del Richelieu, que es una de ellas, donde hemos actuado cuatro veces. Desde aquí les damos las gracias a Antonio y Diego por abrirnos las puertas de su local, donde hemos echado unos ratitos muy buenos. Empezamos en diciembre y hemos repetido todos los meses hasta que llegó la primavera. Y es que con la llegada de la Semana Santa, la Feria y la caló, en esta bendita ciudad se para todo, así que más aún la música en los garitos (a no ser que sea flamenco apaleao). Empieza también la época de playa y como no te busques las habichuelas en la costa, te quedas de brazos cruzados hasta el otoño.
El Richelieu, como casi todos los bares de Sevilla, está muy presionado con los problemas de ruido y los vecinos, por lo que hay que tocar en acústico; es decir, sin batería. Y es por eso que allí, adaptamos nuestro repertorio, al tocar con menos instrumentación y más “flojito”, y solemos interpretar temas más de “nuevo flamenco” (por ponerle una etiqueta ara entendernos: Ketama, Veneno, Ruibal…) y cantautores (Drexler, Sabina…).
Aquí han pasado muchas cosas: acá fue donde Yeyo, nuestro manager no-oficial y máximo fan, se marcó su debut cantarín, marcándose un “Maneras de vivir”; donde mi hermana Cristina tocó mis huevos por primera vez (pero sin incesto, eh); donde acabamos con nuestro equipo de sonido de toda la vida. Maldita botella de agua derramada en el lugar equivocado! Unos quince años nos duró; Y también donde estrenamos el nuevo (esperemos que aguante tanto como el anterior); o donde Alejandro Villarejo, al bajo, inició sus colaboraciones con nosotros en sustitución de Rober (lo hará cada vez que, como ese día, este tenga bolo cerrado de antemano).
En fin, una fructífera relación musical entre Richelieu y Bajocuerda. Esperemos que continúe. Os dejamos con unas cuantas imágenes más de estos conciertos. Ciao.
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